Es posible que la corrección política nos haga personas mejores. Mas justas, más igualitarias ("vascos y vascas") y más tolerantes. Es posible, sí. Pero también es posible que todo este rollo convierta la vida en un anuncio de compresas. Ya sabes, chicas sonriendo porque están en un día de esos cuando realmente están tomando spidifen para apagar el dolor de ovarios. La vida ha empezado a ser lo que quisiéramos que fuera. Un escaparate de mazapanes y abuelitas deseándote los buenos días.
Un ejemplo. Ahora está de moda la redención. Chico malo, las cosas pueden irte mejor, vas a reformarte y ser como los demás. Un ejemplo. El coro de la cárcel. Ese programa de televisión en el que una cuadrilla de reos eran redimidos por la música. Y todos respirábamos tranquilos. Pero después escucho el concierto de Johnny Cash en la prision de Folsom:
"When I was just a baby, my mama told me, son
Always be a good boy, don't ever play with guns
But I shot a man in Reno, just to watch him die
When I hear that whistle blowin', I hang my head and cry"
Y joder. Cuando Cash canta que mató a un hombre en Reno sólo para verle morir, los presos silban y lanzan alaridos de entusiasmo. ¿Os imagináis esto en Alcalá Meco? No creo. Son malos tiempos para la incorrección política.
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