jueves, 20 de diciembre de 2007

Himnos, frío e ibéricos

Seamos sinceros. Nosotros veníamos a Zaragoza a ver a The Sunday Drivers pero el bolo se ha suspendido así que aquí estamos con apenas dos grados, el viento racheando y dando tumbos por la ciudad. A falta de los toledanos, nos hemos colado en la sala Oasis para disfrutar de una doble cita. Primero Triángulo de Amor Bizarro. La gran esperanza de la música independiente. El mejor debut del año según los medios especializados. No me entusiasman tanto, aunque sus melodías atrapadas en una descarga de ruido me parecen sugerentes. Sin embargo, esta noche el muro de sonido apaga cualquier melodía y parece como si estuvieran dentro de una freidora industrial. El ambiente tampoco ayuda: en primera fila hay un corrillo de chavales que les da la espalda. Sin pena ni gloria. Habrá que esperar otra oportunidad para deleitarse con TAB. Después llega La Habitación Roja. Una de esas grandes bandas a las que he llegado tarde (los conozco por sus dos últimos discos). Entran en tromba, enlazando los hits de su último disco y luego le sigue una sucesión de himnos acojonantes. Especialmente, Nuevos Tiempos. Aquí todo el mundo se sabe sus canciones. Yo les admiro desde la distancia que da conocer grandes canciones. El viernes pasa sin más. El sábado encuentro en la FNAC la versión inicial de "On the road" de Jack Kerouac. Con eso he ganado la tarde. La noche está destinada a un especial de ibéricos y chuletón que da paso a una farra gloriosa hasta al amanecer. Así es un fin de semana en Zaragoza.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Malos tiempos para la incorrección política

Es posible que la corrección política nos haga personas mejores. Mas justas, más igualitarias ("vascos y vascas") y más tolerantes. Es posible, sí. Pero también es posible que todo este rollo convierta la vida en un anuncio de compresas. Ya sabes, chicas sonriendo porque están en un día de esos cuando realmente están tomando spidifen para apagar el dolor de ovarios. La vida ha empezado a ser lo que quisiéramos que fuera. Un escaparate de mazapanes y abuelitas deseándote los buenos días.

Un ejemplo. Ahora está de moda la redención. Chico malo, las cosas pueden irte mejor, vas a reformarte y ser como los demás. Un ejemplo. El coro de la cárcel. Ese programa de televisión en el que una cuadrilla de reos eran redimidos por la música. Y todos respirábamos tranquilos. Pero después escucho el concierto de Johnny Cash en la prision de Folsom:

"When I was just a baby, my mama told me, son
Always be a good boy, don't ever play with guns
But I shot a man in Reno, just to watch him die
When I hear that whistle blowin', I hang my head and cry"

Y joder. Cuando Cash canta que mató a un hombre en Reno sólo para verle morir, los presos silban y lanzan alaridos de entusiasmo. ¿Os imagináis esto en Alcalá Meco? No creo. Son malos tiempos para la incorrección política.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Un puente cualquiera

Recuerdos de la fiesta del miércoles. Con buenos amigos (no hay mejores que los de siempre) y chicas guapas. Inmejorable. Sin vecinos que protesten aunque el volumen de la música viole todas las normativas posibles sobre el decoro y la convivencia. Extraño. Recuerdos de nuestra adolescencia mainstream: La chica de ayer, Insurrección, Los Piratas, Kiko Veneno. Bastante bailoteo con Blur, The Go Team y Franz Ferdinand. Comunión de campamento con "Todo lo que nos gusta nos va a matar mañana" de Sidonie. Los Niños Mutantes versioneando a todo trapo. Y sí, somos tipos duros pero sensibles y podemos emocionarnos con "Todavía una canción de amor" de Los Rodríguez. Anhelando la banda sonora de Grease para intentar una coreografía etílica posmoderna. Una gran noche. Como las de antes.

(...)

Y que luego que me vengan los políticos a decirme que no puedo beber en la calle. La carpa de Ardoaraba (la feria del vino que se celebra en Vitoria) escupe borrachos subvencionados hacia las escalinatas de la principal institución alavesa. No tan borrachos de todas formas. Con el punto, pero siempre con una copa de vino en la mano. Y todo subvencionado por los mismos que nos piden que no bebamos, ni fumemos porros ni nos metamos nada por la nariz. Pero en este caso una cirriosis está bien justificada si permite lucir con esplendor nuestro producto autóctono. Y yo me apunto. Dejémonos de hipocresías. ¿Qué diferencia hay entre esto y un botellón?: los anagramas institucionales a la entrada de la carpa y la inevitable fanfarre que altera los biorritmos de los bienbebedores cuando atrona con una versión pachanguera de los Ramones.

(...)
Siguiendo el consejo del gran Kiko Amat, me he comprado "El cadillac de Big Bopper" de Jim Dodge (El Aleph editores). Tiene buena pinta. Ya os contaré.

martes, 4 de diciembre de 2007

El Azkena se queda en Vitoria

Sí. Adiós a los rumores. El Azkena Rock Festival, supuestamente puesto a subasta en otras ciudades, se queda en Vitoria. Las instituciones han hecho un esfuerzo y aumentan las ayudas. Ayer pudimos contarlo en el informativo y hoy sale en los periódicos (éste es el momento mamoneo periodístico autobombo, pero es que no me aguanto). Es una gran noticia para todos, no sólo para los amantes del rock. También para los hoteles, que por cierto, a ver si este año no encarecen los precios al más puro estilo de oligopolio petrolero. También es una buena noticia para los bares de la ciudad. Y en definitiva es una buena noticia para una ciudad como Vitoria que busca referentes en edificios emblemáticos cuando quizás deba buscar en otros caladeros alternativos a la arquitectura-espectáculo.

No direction home

Viernes noche. No direction home de Martin Scorsesse en el DVD. Dos conclusiones. Una que ya sabía. Bon Dylan es un genio. Otra que me habían chivado. Bob Dylan es un cabrón de narices. Aunque no me da pena ver a Joan Baez contando lo decepcionante que fue el giro al rock de Dylan. Supongo que lo que le jode a Baez es que Dylan se enrollara con otras mujeres. Y otras formas musicales. Y otra vida, en definitva. El cabrón de Dylan dice: “Confío en que pueda perdonarme”, pero lo hace con una mueca en la boca que revela que se la trae al pairo que le haya perdonado o no.

Otro momentazo del documental cuando Dylan parafrasea a Kerouac:

“because the only people for me are the mad ones, the ones who are mad to live, mad to tal, mad to be saved, desirous of everything at the same time, the ones who never yawn or say a commonplace thing, burn, burn, burn like fabuluous yellow roman candles exploding like spiders across the stars and in the middle you see the blue centrelight pop and everybody goes “Awww!”

Y Dylan describe su ciudad natal en Minessota y parece que estuviera hablando de la Vitoria de esta mañana infernal de sábado, áspera, fría y lluviosa. Dice que no había nada contra lo que luchar. Ni siquiera los delincuentes se atrevían a atracar por el frío que tiranizaba las calles. Y en Vitoria, parecido. Hay protesta artística, pero subvencionada. Así que para el caso es lo mismo.