martes, 27 de noviembre de 2007

Danny Boyle a tumba abierta


Danny Boyle es un director de esos al que no paras de dar segundas oportunidades porque te deslumbró una de sus películas. Hablo de Trainspotting, la crónica hiriente de una pandilla de yonkis escoceses. Una gran película, con un ritmo narrativo trepidante, buenas interpretaciones, música excelente y una buena combinación de momentos desternillantes con otros desoladores. Así que ves Trainspotting y lo tienes claro: este director es acojonante. Y luego comienza la decepción. Resulta que Boyle se va a los Estados Unidos y hace una sinsorgada con "Una historia diferente", se queda a medias en "La Playa" y ya no vuelvo a ver una de sus pelis hasta "28 días después" en la que parece recobrar el pulso de sus inicios. Pero todavía quedaba una joya escondida "Shallow grave" (Tumba abierta, 1994). Su primera obra. Una película a ratos endeble pero con algo extraño en su interior que la hace irresistible. Tres flatmates deciden alquilar una de las habitaciones de su piso a un extraño, al día siguiente aparece muerto y bajo su cama se esconde una maleta repleta de dinero. Este hecho trastornará la convivencia de los tres compañeros hasta el punto de que la película se adentra en el terreno del suspense más inquietante y pre-gore. La vi el pasado viernes y no me decepcionó. Claro que era el Danny Boyle que vivía en Glasgow hace 13 años y no el Danny Boyle acogido por Hollywood para hacer películas agradables.

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